Lucas 16:10
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.
Cuando me detengo a meditar en este pasaje acerca de la fidelidad, considero que es realmente necesario poner en práctica la fidelidad, porque conlleva a tener carácter, determinación, integridad. La fidelidad es una característica que se desarrolla en la medida en la que somos más comprometidos con los principios que rigen nuestra vida. Implica un comportamiento ético-moral orientado a mantener relaciones estables y duraderas en cualquier ámbito: social, familiar, laboral, educativo, etc.
Este versículo hace una declaración enfática y cerrada, aquí no hay puntos medios. El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho; pero el que es infiel en lo poco, es infiel en lo mucho.
El carácter de fidelidad, entonces, se evidencia como un patrón de comportamiento distribuido en todas las facetas de la vida, tanto en privado como en público. Obedece a la determinación de permanecer actuando de la misma manera sin importar las circunstancias. La fidelidad es una cualidad en peligro de extinción. Hoy en día vemos y hasta consideramos común la falta de fidelidad, a niveles extremos de total tolerancia, como si fuera un comportamiento aceptable. Cuando hablamos de la fidelidad en la pareja es como si no se pudiera hablar de esto en serio. La fidelidad laboral es un asunto de intereses, y la fidelidad ideológica cada vez es demasiado vulnerable. Y si hablamos de la fidelidad hacia uno mismo quedamos en un total desvarío. ¿Qué podemos decir acerca de la fidelidad a Dios?
Haberme detenido a meditar en este pasaje obligatoriamente debe llevarme a la auto-evaluación. En términos de fidelidad, ¿cómo está mi relación con Dios? Sabemos que Dios es fiel, fiel en amarnos, pero también fiel en ser justo. Hay varios pasajes en la Biblia que declaran que aunque nosotros seamos infieles, Dios permanece fiel, y muchas personas creen que esto significa que aunque nosotros cometamos faltas que nos separen de Dios, Él siempre nos perdona todo porque nos ama, aún cuando no haya arrepentimiento en el medio. Pero este pasaje no es eso lo que quiere decir. Dios permanece fiel a Sí Mismo, a Su Palabra, a Sus Promesas. Él es justo y actuará con justicia retribuyendo a cada uno según sus obras. Dios afirma en Su Palabra que cada uno dará cuenta de sus actos ante Él.
Ser fiel hace de mi una persona más íntegra, más verdadera, más completa. La fidelidad me da carácter, me asegura estabilidad y firmeza, me ayuda a vivir de forma comprometida con lo que soy, con lo que hago, con lo que creo, con lo que digo.
La fidelidad se aprende por medio del ejercicio constante, desde las cosas más simples hasta las más difíciles. Puedo demostrar fidelidad guardando un secreto, estudiando legítimamente y evitar copiarme en un examen, diciendo siempre la verdad, pagando lo que debo, respetando a mi pareja, defendiendo aquello en lo que creo, trabajando efectiva y eficientemente y no sólo cuando me ven, hablar lo correcto con otros en vez de adularlos, siendo puntual, honrando mi palabra al cumplir con todo aquello a lo que me comprometo, siendo parte de las actividades en los grupos a los que pertenezco.
Del mismo modo, ser infiel se aprende con la práctica de malos hábitos y con el descuido de las buenas relaciones. Un niño que practica la copia en los estudios puede llegar a ser un evasor de impuestos, una persona fraudulenta. El joven que enamora a varias jovencitas a la vez será un adúltero más adelante. Quien dice mentiras «blancas» será capaz de decir también mentiras «negras». Si alguien no es capaz de guardar un secreto inofensivo, menos que pueda guardar un secreto comprometedor. El que evita el compromiso no es estable ni responsable consigo mismo.
Conocer esta verdad intrínseca al ser humano, también nos ayuda a conocer a las demás personas, analizando su comportamiento. Alguien que te hable mal de otros, ten por seguro que habla mal de ti a otros. Quienes mienten en pequeñas cosas no son creíbles en nada de lo que digan. Aquellos que se copian o compran la nota no son íntegros, ni confiables, ni responsables. Las personas que no pagan lo que deben, siendo poca la cantidad, menos que paguen cuando se trate de mucho dinero. Entender este principio permite identificar rápidamente a las personas fieles y las que no lo son.
Anhelo que medites sobre esto y tomes un momento para decidir qué clase de persona quieres ser: fiel o infiel. Te invito a que escojas ser fiel. Las recompensas de la infidelidad son demasiado costosas: perder el aprecio y respeto de los demás, vivir rodeado sólo de personas infieles, y quizá debas considerar que los infieles pueden terminar solos, en la cárcel o en la miseria. En cambio los fieles son recompensados con buena fama, galardones, asensos, aumentos, respeto, aprecio, estima, son mencionados como ejemplo, son amados, son estables y firmes, perduran, alcanzan sus metas. No es solamente lo que reciben, sino más importante aún, cómo se sienten: satisfechos, tranquilos, seguros.
Es posible que hayas conocido a alguien fiel que no alcanzó a ser apreciado y a disfrutar de las recompensas que te menciono, pero no podrás dudar que esa persona no se lamentó de haber sido fiel a aquello en lo que creía, aún cuando le hayan pagado mal. De acuerdo a lo que creo, que nuestra vida no se limita a los pocos o muchos años de nuestra existencia en la tierra, las recompensas de la fidelidad alcanzan hasta la eternidad, por tanto, vale la pena, aún cuando a los ojos de los demás parezca que no.
Busca ejemplos de personas fieles, y si a tu alrededor no lo hubiera, haz un compromiso de ser tú esa persona fiel, que otros puedan verte y seguir tu ejemplo. El mundo necesita que seamos fieles, aceptemos el desafío. Seamos fieles siempre, en lo poco y en lo mucho.