Eclesiastés 11:4
El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.
El más grande obstáculo para lograr algo es el miedo a fracasar. El miedo paraliza y debilita. Los más grandes logros de la raza humana fueron alcanzados por personas que en su mayoría tuvieron las mismas capacidades y oportunidades que los demás, pero vencieron sus miedos, aún habiendo fracasado en muchos intentos.
El verso de hoy advierte que quienes analizan demasiado las circunstancias en vez de pasar a la acción, no alcanzan sus metas, no logran nada. Encontrar excusas para no hacer es lo más fácil, pero empezar a hacer algo, aún cuando no se perciban las condiciones perfectas, es determinación. Obviamente estoy hablando acerca de propósitos, metas, proyectos; y lo aclaro porque no quiero que se confunda este tema con la obstinación o la obsesión. Quiero enfatizar el aspecto de pureza y benignidad en los objetivos planteados. Es decir, luchar por un sueño genuino de propósitos positivos para el bien propio y de los demás.
Puede que tengamos los más lindos sueños, ideas muy buenas y planes bien organizados, pero si no tenemos iniciativa, aún tomando en cuenta que no contamos con todos los recursos para que las cosas nos salgan fáciles, entonces sencillamente esos sueños no se harán realidad.
En la actualidad, las personas procuran realizar el menor esfuerzo posible para obtener lo que desean. Por ejemplo; han surgido con éxito muchos negocios de comidas rápidas, porque requieren de muy poco esfuerzo para suplir la necesidad básica del alimento. En el pasado el crédito era un modo de pago utilizado en cosas de gran valor, como una propiedad, un vehículo, un proyecto de inversión; pero en la actualidad, se ofrecen al crédito casi todos los productos y servicios que podamos utilizar, desde un televisor hasta una caja de chocolates. Lo increíble de esto es el desarrollo de la cultura de la deuda y la extinción de la cultura del ahorro.
La generación que nos precede fue víctima de muchas crisis económicas, debacles políticas y conflictos morales. Muchos padres de hoy fueron influenciados por el resentimiento ante la situación de limitaciones que vivieron sus padres, y se propusieron como objetivo que sus hijos no sufrirían esas limitaciones. Producto de ello tenemos padres consentidores que siembran en sus hijos la idea de que pueden tener todo lo que deseen con sólo pedirlo; y si estos no lo reciben, chantajean con llanto o con amenazas. Generalmente ambos, papá y mamá, están ausentes, trabajando para cubrir todos los gastos y «antojos», todas las deudas, delegando el cuido de los hijos a los abuelos, tíos o niñeras. Sumémosle a eso la terrible experiencia de padres separados que luchan cada uno de su lado por ganarse el afecto de los hijos.
Por otra parte, en muchos países el sistema de valores ha cambiado por medio de las evoluciones del sistema educativo. Los maestros han dejado de ser educadores para ser facilitadores, que en su forma más pura significa hacerle más fácil el asunto a los estudiantes.
Con una sociedad carente de principios y valores por la desintegración de las familias, resulta un desafío caminar en integridad, con motivación y entusiasmo, luchando por un sueño que no sea egoísta. La cultura del consumo y el materialismo deforma la calidad de los ideales, y dudamos de las buenas intensiones que puedan tener los otros al acercarse para apoyarnos en nuestros sueños.
Este escenario es terrible, y se vuelve más dramático si le añadimos las dificultades económicas. Pero de eso se trata, que puedas reconocer que a pesar de las muchas dificultades que puedas tener, de las experiencias dolorosas, de las limitaciones a tu alrededor, puedes alcanzar tus metas. No importa cómo haya sido tu comienzo, puedes terminar como desees, si tan sólo te decides con determinación y te esfuerzas cada día con valentía hasta lograrlo.
Para alcanzar tus objetivos hay cosas que debes dejar de hacer:
- Mira menos televisión. No todo lo que vemos en televisión realmente es útil. El tiempo que pasamos viendo televisión no lo podemos recuperar y es tiempo que no invertimos en otra cosa.
- Deja de invertir tu tiempo en personas que no aportan nada bueno a tu vida. Hay personas cuya influencia es negativa, te gastan energías, por más que hables con ellos no te escuchan, y se ponen en el papel de víctima todo el tiempo.
- Deja la pereza. Levantarte tarde hará más pequeño tu día y no podrás hacer todo lo que requieres en pro de alcanzar tus metas. Si te estás levantando tarde probablemente es porque te estás acostando tarde. Cambia esa rutina. Acuéstate temprano y podrás levantarte temprano.
- Deja de quejarte por todo. Las quejas antes de salir por la boca están en la mente, significa que estás invirtiendo mucho tiempo en ver las cosas negativas a tu alrededor, que impiden que te sientas satisfecho. En su lugar medita qué cosas estás haciendo para tu bien que sea productivo y útil.
También hay cosas que debes empezar a hacer:
- Desarrolla disciplina. Empieza con algo sencillo, como levantarte siempre a la misma hora, o salir a correr quince minutos.
- Sustituye todo mal hábito por uno bueno. En vez de dejar todas las cosas tiradas por cualquier parte, ordena y aprende a poner las cosas en su lugar, por ejemplo.
- Planifica. Ten a mano siempre lápiz y papel para anotar tus ideas y luego organízalas. Las ideas son sólo viento hasta que las escribes.
- Persevera. Se requiere años para que un árbol crezca y sea frondoso. Mantente firme en tu determinación de alcanzar tus metas. Aún cuando falles en un intento, entre tanto que estás vivo, persevera. Insiste. Vuelve a empezar las veces que sea necesario.