Juan 3:16

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

El amor es un sentimiento muy hermoso que experimentamos a lo largo de toda nuestra vida y que se manifiesta de muchas formas. Comúnmente el primer amor que conocemos es el de los padres, o en su ausencia, de los parientes más cercanos.El amor fraternal o amor filial, resulta del vínculo sanguíneo, de la convivencia. Posteriormente surgen las amistades, y a algunos de nuestros amigos podemos alcanzar a estimar tan cercanos como si fuéramos hermanos de sangre. Después surge un amor que es diferente, un sentimiento que nos mueve hacia una persona en particular, con quien queremos pasar todo el tiempo posible. Se trata de una forma de amor que nos une a alguien a quien consideramos especial. Es el amor conyugal.

Podemos experimentar otras formas de amor. El amor hacia los necesitados, que nos motiva a trabajar de voluntarios en alguna organización que les ayuda. El amor a la naturaleza, por medio del cual promovemos la protección del medio ambiente. El amor a la ciencia, apasionándonos por conocer y difundir este conocimiento. En fin, hay muchas expresiones de amor.

Amar es más que un sentimiento, es una decisión. Al ser una decisión, la forma más contundente de expresar esa decisión es con acciones. Es decir, no basta decir que amamos. No es suficiente usar palabras para demostrar amor, la verdadera demostración de amor tiene forma de acciones.

Uno puede demostrar amor de muchas maneras: con pequeños detalles o regalos, teniendo cuidado del ser amado, atendiendo sus necesidades, complaciendo antojos, apoyando, en fin, de muchas formas. Todas las demostraciones de amor son genuinas cuando la esencia de estas acciones consiste en darnos a nosotros mismos. Dar es la mayor y más excelente forma de demostrar amor. Uno puede dar sin amar, pero es imposible amar y no dar.

No me refiero a dar como quien compra el amor, o quien se gasta en cumplir caprichos. Sino mas bien, en la intensión de darnos a nosotros mismos en cada demostración de amor. Se trata de vivir para hacer feliz a la persona amada, la cual al ser correspondida, recibe también de quien ama una entrega completa. En ese intercambio se encuentra la verdadera felicidad.

En todas las relaciones que el ser humano pueda tener, pueden existir personas que buscan solamente el ser ellos amados, el cómo sus necesidades sean cubiertas, buscan recibir sin dar. Pero las relaciones basadas en esa dinámica no son estables ni duraderas. Aún Dios demostró su amor a la humanidad dando. Dios que merece todo de nosotros, el creador de todas las cosas, nos demostró su amor dando. Y no dio lo que le sobraba, no dio algo a medias, no dio cualquier cosa. Nos dio a Su Hijo unigénito.

Dios nos amó antes que nosotros le amaramos. Creó un planeta con todo lo que necesitamos para vivir. Nos creó a nosotros. Y habiendo sido desobedientes, nos dio una nueva oportunidad de reconciliarnos con Él por medio de Su Hijo Jesucristo. Si alguien puede ser ejemplo de verdadero amor, ese es Dios. Dios no escogió amar solamente a las personas buenas, sino a todos los seres humanos. Si pudiéramos hacer un bien por alguien preferiríamos que fuera por alguien de nuestra familia, o al menos, por una buena persona. Pero Dios demostró su amor aún a personas que cometieron faltas muy graves. Y si lo meditamos un poco más, nos daremos cuenta que aún nosotros no merecíamos su amor, ya que por buenos que parezcamos ser, estamos llenos de imperfecciones.

Pero así es el amor de Dios. Este amor se personificó en el Señor Jesucristo, un hombre que hizo muchas cosas buenas: sanó enfermos, devolvió la vista a muchos ciegos, liberó endemoniados, incluso resucitó muertos. Pero las personas no pudieron entender ese amor, y como recompensa le crucificaron. En Él fueron cargadas todas nuestras culpas. Tuvo la oportunidad de ser librado de toda la tortura y el sufrimiento por el que sabía que iba a pasar, pero prefirió hacer la voluntad de Su Padre, quien al tercer día de su crucifixión lo resucitó. Dios había determinado que el Señor Jesucristo fuera nuestro salvador. El mismo verso de hoy lo menciona. Dios amó tanto al mundo, a la raza humana, a las personas, que nos ha dado a Su Hijo, para que todos los que crean en Su Hijo no se pierdan, sino que tenga vida eterna.

Sólo hay dos caminos, el camino de la perdición y el camino de la vida eterna, y el regalo de Dios a la humanidad es la única vía para el camino de la vida eterna. Dios da la oportunidad de tomar la vida eterna por medio del Señor Jesucristo. Pero la elección de tomar este camino corresponde a cada quien. Puede que alguien te haya dado un regalo, pero si lo conservas guardado en su caja sin abrirlo, no lo puedes disfrutar. Así es el regalo de Dios, en Cristo Jesús, hay que tomarlo a Él, hay que recibirle en el corazón.

Dios demostró su amor por nosotros en el Señor Jesucristo, y con ello ratifica que quien diga amar también lo debe demostrar. Cuando Dios nos dio a Su Hijo demostró su amor por nosotros. Debemos nosotros preguntarnos si en verdad hemos demostrado amor más allá de las palabras o de acciones comunes y sin esfuerzo. Dios dio lo más importante para Él, lo que más amaba. Y lo hizo pensando en nuestro beneficio, en nuestras necesidades, en lo que realmente era importante para nosotros.

Sinceramente no conozco un amor más perfecto que el de Dios, el cual me inspira a procurar amar de verdad a las personas a mi alrededor. Considero que quienes creen que sólo Dios nos ama de verdad, ignora que Dios nos dio amor por medio del Señor Jesucristo, y por tanto, nosotros también estamos capacitados para amar verdaderamente, sin hipocresía. Quedarnos con la idea de que sólo Dios ama de verdad es justificar nuestra inactividad en cuanto a obedecer el mandamiento de amar al prójimo. Todos podemos amar por cuanto hemos sido amados por Dios. Ninguno puede llegar a amar de la forma en que Dios lo hizo, pero no está por ello justificado a no amar.

El amor se demuestra dando. Damos lo que tenemos, lo que es bueno, lo que es útil. Damos con responsabilidad. Damos afecto, respeto, comprensión, cariño, tiempo, cuidado, atención. Damos esperando agradar a la persona que amamos. Pero la mayor expresión del dar es darnos a nosotros mismos. Debemos poner toda nuestra potencia y esfuerzo en acciones que llevan nuestro sentimiento hacia esa persona amada.

El amor nos hace creativos, capaces, persistentes, diligentes, esforzados, valientes. El amor saca lo mejor de nosotros. El amor nos hace mejores personas. Si no es el caso, entonces no estamos amando de verdad, probablemente estemos siendo egoístas y eso impida que demostremos el amor que podamos sentir. El egoísmo hace que concentremos el amor sólo en nosotros mismos. Las personas egoístas esperan siempre recibir, contrario a las personas que aman, quienes encuentran siempre oportunidades para dar.

Tratemos de demostrar más el amor que sentimos por los demás, incluso si no vemos que lo reconozcan. Procuremos evitar que nuestras acciones sean condicionadas a lo que recibimos. Practiquemos esta maravillosa forma de amar en estas oportunidades que aún tenemos de compartir con la familia, los amigos o la pareja. Dejemos que el amor que sentimos sea conocido y disfrutado por las personas que amamos, y conoceremos que al hacerlo, nos sentiremos muy bien, y en el mejor de los casos, cosecharemos de ese amor que estamos sembrando.

A partir de hoy vivamos cada día aprovechando cada oportunidad de demostrar amor. El amor se mide no en cuanto a lo que recibimos, sino en cuanto lo que damos. Al dar somos doblemente bendecidos, como dice la Biblia en Hechos 20:35; que más bienaventurado es dar que recibir.

Por favor, evitar pensar en cuánto amor has recibido, tomando en cuenta que fuera poco, porque es posible que quienes te aman no han sido enseñados a dar. Esta generación está plagada de egoísmo y materialismo, y con facilidad las personas somos arrastradas en las corrientes que estén de moda. Mas bien, medita cuánto has amado en función de cuánto has dado de ti mismo y de lo que tienes. Además procura vivir una vida llena de amor, dando de lo que tienes, dándote a ti mismo.