Proverbios 16:32

Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte;
Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.

El dominio propio es la capacidad de controlarse a sí mismo, de detener los impulsos propios de una emoción alterada, de administrar adecuadamente incluso los pensamientos. Consiste en desarrollar un mecanismo de auto-control, generalmente con la determinación de cumplir o alcanzar algún objetivo. Es la auto-gestión de pensamientos, emociones y acciones, basados en principios o propósitos, los cuales pueden ser religiosos, políticos, científicos, etcétera.

Todas las personas conscientes, que no tienen algún tipo de desorden o enfermedad mental, tienen dominio propio, pero no todas lo utilizan. El dominio propio no es algo que se desarrolla como el crecimiento de los músculos por el ejercicio, el conocimiento por el estudio y la experiencia, o los anticuerpos que se producen al ingerir ciertos alimentos. El ser humano contiene esta facultad de forma natural, pues es un don de Dios, un regalo. El dominio propio va incluido en el diseño del ser humano.

El verso de hoy aborda una comparación entre el dominio propio y la fuerza física, resaltando que el primero es mejor. Para destacar el dominio propio por encima de la fuerza física, el proverbista resalta dos aspectos: el manejo de las emociones y el alance de los objetivos.

La primera parte del verso dice que es mejor el que tarda en airarse que el fuerte. La Biblia en Santiago 1:19 aconseja que todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar y tardo para airarse, es decir, que escuche con atención y presteza, pero que piense bien antes de hablar; porque muchas veces nos apresuramos a hablar sin haber oído antes adecuadamente, y cometemos muchas faltas. Además, debemos ser tardos para la ira, es decir, no enojarnos con facilidad. Analicemos cómo sería una persona fuerte que se enoja fácilmente; reaccionaría al enojo usando su fuerza, golpeando las cosas o a las personas, incluso lastimándose a sí mismo. Pero el que no hace caso de la provocación, aunque no tenga mucha fuerza física, podrá evitar las contiendas, puesto que no se enoja rápidamente.

El que tiene fuerza física es una amenaza para los demás si no tiene dominio propio. Tener fuerza física no es malo, no por el hecho de tenerla, pero si quien tiene fuerza física no controla sus emociones, ciertamente usará su fuerza de forma incorrecta. La fuerza física es útil para muchos fines: trabajar, ayudar a otros que están en peligro, recrearse haciendo ejercicios. Pero el que controla sus emociones, especialmente la ira, tiene una cualidad superior a la fuerza física.

La fuerza física y el dominio propio no son auto-excluyentes. Es decir, el hecho de tener uno de ellos no significa que se carece del otro. Una persona puede tener ambos: dominio propio y fuerza, lo cual significa que la fuerza física la usará adecuadamente, sin dejarse llevar por el enojo, sin usar su fuerza para agredir a otros. De hecho, el tener mayor fuerza física que otros debe ser considerado una oportunidad para servir a otros, más que para obtener beneficios de ello, lo cual no se lograría en absoluto si se carece de dominio propio.

Hay otras fuerzas, además de la física, que podemos considerar; como la fuerza adquisitiva por medio del dinero, la fuerza de voluntad, que es la determinación, la fuerza de persuasión, entre otros, las cuales son igualmente superadas en estima por el dominio propio, pues ninguna de las fuerzas o fortalezas que podamos tener son utilizadas adecuadamente sin dominio propio.

La segunda parte del versículo dice que es mejor el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad. En esta frase el escritor sagrado pone en mayor estima aquel que es señor de su espíritu, de su ser, de su voluntad, aquel que se controla a sí mismo en todos los aspectos, que el que conquista un territorio. Tener un ejército, ser un buen estratega militar, contar con las habilidades para someter a un pueblo, son algunas de las cosas que se pueden necesitar y requerir para conquistar un territorio; pero el que controla su voluntad alcanza una conquista superior; se ha conquistado a sí mismo. Muchas personas renuncian a sus sueños por la falta de recursos, por críticas y comentario negativos, porque se desesperan a causa del tiempo que conlleva tal objetivo. Esto refleja que sus decisiones son manipuladas por las circunstancias o por su estado de ánimo. Si están bien, si tienen recursos, se sientes invencibles, capaces de todo; pero si hay obstáculos, renuncian a la idea.

Las personas que se enseñorean de sí mismas son aquellas que viven de acuerdo a sus propios estándares, principios, valores y objetivos. Son personas con determinación. Pueden cambiar sus hábitos en pro de alcanzar sus metas. Son comprometidas consigo mismas, por tanto actúan bajo sus parámetros morales y éticos. Se mandan a sí mismas. Se organizan adecuadamente, planificando lo que hacen, reconociendo cada una de las cosas que se requieren para alcanzar sus objetivos. Controlan lo que piensan y lo que dicen. Cuando una persona no controla lo que piensa, divagará en su pensamiento, y no estará preparada cuando tenga que responder o planificar su tiempo. Cuando una persona no controla lo que habla, se meterá en muchos problemas, tendrá que pedir disculpas muchas veces, perderá respeto, confianza y credibilidad.

La fuerza que se requiere para conquistar una ciudad, para tomar un territorio, es la misma para alcanzar cualquier objetivo, para hacer realidad cualquier sueño. Hoy en día, en la mayoría de las comunidades, existe una organización o estructura político-administrativa que se encarga de las gestiones públicas de dichas comunidades, por lo que ya no es tan común la conquista de ciudades como lo era en tiempos antiguos, cuando además había menos población y mucho territorio. Pero podemos aplicar este principio de conquista a otras cosas, como llegar a ser un profesional en medicina, conquistar la fama por medio de un programa televisivo, ganar un premio nobel de física, hacer que un libro que escribamos sea el «best seller» del año, etc.. Podríamos tener los sueños y deseos más hermosos y altruistas de la historia humana, y alcanzarlos, pero tener dominio propio es mucho mejor que cualquier sueño hecho realidad.

En la historia antigua como en la reciente, hemos conocido de muchas personas que habiendo conquistado la fama, riquezas o poder, vivieron vidas miserables llenas de insatisfacción; y en casos extremos, esta insatisfacción los llevó al suicidio. Pero el dominio propio lleva a la paz interior, la paz del alma y de la mente, lleva al equilibrio, al balance entre el sueño y la realidad. El auto-control nos lleva a alcanzar algo más importante que un sueño, nos lleva a caminar en una vida de serenidad y estabilidad. Habrán momentos de mucha inestabilidad, eso es normal, pero el auto-control nos permitirá permanecer firmes en medio de las turbulencias. Y aún cuando el ánimo decrezca, quien tiene dominio propio sabrá encontrar sus verdaderas motivaciones y sacar la sabiduría necesaria, la fuerza suficiente, para seguir adelante.

Considera si te falta desarrollar dominio propio en tu vida, si te dejas llevar rápidamente por la ira, si las circunstancias son las que determinan tu agenda y no tus objetivos. Medita si tus pensamientos son vagabundo,s y por ende, tu día no es muy productivo, o si tu lengua habla lo que quiere, ofendiendo sin queres, para tener que pedir disculpas después. Decide tomar esta virtud, (porque la tienes,) y usarla, a fin de alcanzar los objetivos que te has planteado.

Descubre que puedes vivir mejor ejercitando la virtud del dominio propio. Sí, en verdad es mejor; mejor que la fuerza, mejor que las riquezas.