Salmos 103:15-16
El hombre, como la hierba son sus días;
Florece como la flor del campo,
Que pasó el viento por ella, y pereció,
Y su lugar no la conocerá más.
La vida es demasiado breve, como un suspiro. Crecemos tan rápidamente que muchas veces no alcanzamos a quemar cada etapa de la vida conforme a la edad. De acuerdo a la enseñanza Bíblica, el tiempo de vida del ser humano es comparado a una flor del campo, que sale por la mañana, y al soplar el viento y darle el sol, se marchita y se cae. Así de fugaz es la vida, y nunca es suficiente para alcanzar todo lo que se desea.
Cuando pensamos en términos de lo que hemos hecho, consideramos que nos hizo falta algo. Hubieron lugares que no visitamos, cosas que no hicimos, palabras que no dijimos, experiencias que no tuvimos. Y si entramos en crisis por ello, nos encontraremos actuando de forma inmadura, como adolescentes, siendo ya adultos.
Con cada cambio de estación, el campo se reviste de nueva hierba, y nadie presta atención a alguna de ellas de forma muy especial, porque todas son iguales, todas son hierbas. Como otra nueva hierba sustituye a la anterior, nadie extraña a esta última, nadie se acordará de una de ellas en particular. Asi mismo pasa con la existencia humana, el surgimiento de otros individuos hará que al faltar nosotros nadie nos extrañe. El mundo no notará nuestra ausencia, porque estará otro en nuestro lugar.
Indudablemente no tenemos tiempo para hacer todo lo que queramos, y por eso es necesario establecer prioridades. Pero nuestras vidas merecen ser vividas de verdad, a plenitud, concientes de dos verdades innegables; que todo lo que sembremos eso cosecharemos, y que mis acciones determinan el legado que dejo a las siguientes generaciones.
Vivir para estar cómodos, para ganar más con el menor esfuerzo posible, es una tendencia en nuestros tiempo, los cuales promueven el materialismo y la desconección social, muy a persar de todos los mecanismos de comunicación que existen en la actualidad. Las personas suben a las redes sociales sus emociones, y para aparentar interacciones, usan herramientas de reacción, muchas veces sin que en verdad les interese. Se desperdicia mucho tiempo en comunicaciones virtuales, y esto hace que se desaprovechen oportunidades para entablar relaciones sólidas y verdaderas.
El afan dentro del hogar con los hijos hace que la existencia parezca una espiral del infierno con una rutina tan abrumadora que cansa, aún desde antes de levantarse de la cama. Tener trabajos esclavizantes bajo presión que obligan a pasar más tiempo en la oficina, habiendo prometido estar esa ocasión especial con los hijos, familia o amistades, hace que se rompan vínculos de amor y se debilite la confianza.
Por la Palabra de Dios conocemos que somos eternos, pero que esa eternidad se acompaña de una nueva naturaleza divina, a la cual alcanzaremos el día de la redención de nuestro Señor Jesucristo. Pero la antesala de la eternidad es una vida temporal por medio de la cual determinamo si caminaremos en la eternidad con Cristo, o totalmente separados de Él.
Si la vida en realidad es tan breve, y nunca se vive lo suficiente para estar totalmente satisfechos, entonces aprendamos a vivir con sabiduría. Hagamos más liviana la carga que llevamos dentro de nosotros, evitando guardar tanto rencor, perdonando siempre, viviendo en paz. Hagamos relaciones más solidad, siendo siempre verdaderos, sin hipocrecía.
¿Para qué preocuparnos por algo que no podemos cambiar? Hay que aceptar las cosas como son y seguir adelante.
¿Para qué preocuparnos por algo que sí podemos cambiar? Hay que invertir nuestras energías en el proceso del cambio deseado.
Yo no puedo asegurarte que vivirás mucho o poco si le das lugar al Señor Jesucristo en tu vida; pero puedo asegurarte que si le abres las puertas de tu corazón, Él estará contigo todos los días de tu vida y aún por la eternidad. Y con Su compañía diaria, podrás aprender a vivir de verdad, sea mucho, sea poco, pero con Jesús tenemos plenitud de vida. Él dijo: «… Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10:10).