1ra Corintios 3:7
Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.
Fuimos creados para crecer; las plantas crecen, los animales crecen, las personas crecen; y con ello, las poblaciones, las ciudades, las comunidades. El conocimiento crece y junto con el, los avances tecnológicos. Cuando Dios creó al ser humano, le dio una misión importante: llenar la tierra y gobernarla (Génesis 1:27-28).
Por naturaleza, estamos equipados para crecer, y el crecimiento lleva tiempo, porque implica el estiramiento de los huesos, de la piel, el desarrollo de los órganos internos y los recursos para tener suficiente energía física para usar el cuerpo en todo lo que hacemos. Lo mismo ocurre con el crecimiento en conocimiento. Hay información que no podríamos entender si antes no sabemos elementos básicos relacionados. Por eso, los estudios primarios tienen como fin facilitarnos el entendimiento de cosas más complejas. La vida misma, por sí sola, nos va aportando conocimiento, aún sin necesidad de las letras, por medio de las experiencias vividas. Crecer es normal, crecer es algo necesario, que se da espontáneamente.
El verso de la reflexión de hoy identifica tres circunstancias indispensables en la vida y desarrollo de una planta: ser plantada, ser regada y crecer. También identifica tres actores que participan en este desarrollo: el que planta, el que riega, y Dios; destacando la participación divina por encima de cualquier otra, ya que es Dios quien creó todo lo que existe, incluyendo a las plantas, las cuales fueron diseñadas para crecer.
Sin embargo, hay circunstancias que contradicen esta norma de la vida. Todas las semillas cuentan con el mecanismo para crecer, a menos que factores externos lo impidan. Conocemos de muchas personas que tienen dificultades para crecer y desarrollarse. Quizás no hayan estadísticas muy precisas, pero lo más probable es que haya alguien en nuestras familias o entre nuestros vecinos, que sufra de alguna enfermedad con la que su crecimiento sea tardío o se vea interrumpido.
Cuando no hay crecimiento, debe haber una preocupación o interés por identificar lo que causa esta anomalía. Si una madre ve que su bebe no crece adecuadamente con el pasar de los días, seguramente consultará con su pediatra la causa de esta falta de crecimiento.
El crecimiento en el ser humano es un proceso constante, que no termina en la etapa de la juventud, cuando se detiene el desarrollo vertical del cuerpo; ya que el horizontal varía según los hábitos alimenticios o algunas enfermedades. Estamos diseñados para crecer constantemente, más allá de los límites físicos; es decir, es necesario nuestro crecimiento intelectual, emocional, social y familiar. Podemos ser cada vez mejores, y según lo expresa la Biblia, debemos procurar crecer espiritual y emocionalmente hasta alcanzar la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13).
Ser mejores es estar mejor capacitados, ser más hábiles, pero también, ser personas que procuran la excelencia, que se desafían a sí mismas en renovarse periódicamente, desechando malos hábitos adquiridos por costumbre, aprendiendo nuevos hábitos necesarios para lograr mejores relaciones interpersonales, siendo pro-activos en la búsqueda del conocimiento y del desarrollo personal en todas las áreas posibles. No se trata de construir a una persona auto-suficiente, sino a una persona capaz de reconocer sus limitaciones, pero suplirlas por medio de sus buenas relaciones con los demás.
En la iglesia, que es el cuerpo de Cristo, todos los creyentes somos miembros los unos de los otros. Y es necesario que todos crezcamos, porque de no ser así, los que no crecen interrumpirán el crecimiento de otros, y los que crecen muy rápido se verán afectados por la falta de crecimiento de los otros. Debido a eso es fundamental entender que el crecimiento lleva tiempo. Algunas compañías productoras o distribuidoras de ciertas frutas, aplican sustancias que ayudan a madurar rápidamente, pero su uso disminuye la calidad del producto, y en algunos casos, pone en riesgo la salud de los consumidores. Todo tiene su tiempo, como dice el sabio rey Salomón en Eclesiastés 3.
Generalmente un padre no se preocupa de que su hijo crezca, sino hasta que identifica que hay problemas de crecimiento. Es entonces cuando busca ayuda. Por naturaleza no nos preguntamos cómo vamos a hacer para crecer, pero cuando hay problemas de crecimiento, debemos buscar ayuda para identificar la causa y contrarrestarla. Y este es el punto central de la reflexión de hoy. Cuando hay problemas de crecimiento, lo primero no es buscar la forma de crecer, sino identificar lo que impide el crecimiento.
Si has llegado a una etapa de tu vida en la cual te sientes estancado, comprimido, sin crecimiento, sin logros, sin reconocer cambios importantes que hagan de ti una mejor persona, una persona con más capacidades, con más habilidades, con mejores relaciones interpersonales, o cualquier otro sentimiento de limitación, es necesario que identifiques lo que causa tu estancamiento, y una vez identificado el origen del problema, puedas encontrar también la solución.
Nunca se deja de crecer. Es posible que experimentes un crecimiento exponencial en cualquier etapa de tu vida. Los que han vivido cambios bruscos, que son comunes a la existencia humana, podrán dar testimonio de las muchas cosas que aprendieron, las cuales jamás se imaginaron que eran capaces de hacer; y lo mucho que crecieron en madurez y calidad humana. El cambio que sufre una persona en su carácter, en su temperamento, en la administración de sus finanzas, cuando afronta la paternidad, la maternidad o el matrimonio. Las habilidades para cuido especial que desarrolla un familiar cuando debe atender a un ser querido en condiciones físicas anormales o de salud delicada. El potencial creativo que desarrolla una persona en extrema necesidad económica, y sobre esto debo aclarar que se trata de las habilidades para hacer dinero legalmente emprendiendo en algo poco común. Aún los adultos mayores pueden crecer. Hoy en día hablamos de ancianos aprendiendo a usar computadoras o sacando carreras universitarias, usando sus logro como ejemplo para alentar a otros a perseverar en sus sueños, reconociendo que no hay límites cuando hay perseverancia y determinación.
Si crecer es lo natural, la falta de crecimiento es un evento en contra de la naturaleza, el cual puede ser identificado, y en algunos casos, revertido, para lograr el crecimiento. Por ejemplo; el hecho de no engendrar o no poder concebir un hijo es resultado de algo anormal. El ser humano en su diseño original es facultado para la reproducción; si no se da, es por una anomalía. Algunas enfermedades, el abuso de ciertas sustancias o medicamentos, accidentes y otras causas pueden provocar la esterilidad, tanto en hombres como en mujeres. Del mismo modo, no crecer personalmente en ámbitos como una mejor calidad de vida, calidad de relaciones personales, calidad de desenvolvimiento laboral, calidad humana, es provocado por algo; ya sea un problema de salud, una crisis emocional, falta de recursos, conflictos con otras personas, desánimo, falta de voluntad, vicios o malos hábitos.
Si logras identificar un factor de estancamiento, busca ayuda, la ayuda adecuada según sea el caso. Principalmente conócete a ti mismo. Reconoce que no hay otra persona como tú. Sólo tú puedes vivir tu vida, sólo tú puedes cambiar tu historia, todo depende de ti. Ya cuentas con todo para crecer, Dios te hizo para ello. No pidas crecimiento, pide sabiduría para identificar lo que impide que crezcas. Pide sabiduría también para desarrollar un plan que contrarreste todo lo adverso a tu crecimiento. Desafíate a ser mejor, no en comparación con otros, sino en comparación contigo mismo.
Que puedas decir de ti mismo «hoy soy mejor que ayer, pero mañana seré mejor que hoy». No te quedes en la misma condición. No te limites. Quizás la ciencia nunca encuentre un mecanismo para revertir los problemas de crecimiento causados por ciertas enfermedades, pero tú cuentas ya con la habilidad para crecer en otras áreas de tu vida.