Salmos 91:9-16

Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,
No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.

Justo a la mitad del Salmo 91, el rey David recapitula que la causa de todos los beneficios enumerados es la indispensable condición de disponerse a habitar en la presencia de Dios. No hay otro modo. Se trata de una verdadera comunión con Dios, cuyos beneficios son fuera de serie. Y además de los ya mencionados en el devocional anterior, continuamos con la lista hoy.

No te sobrevendrá mal

Proverbios 10:24 dice que lo que el impío teme, eso le vendrá; pero a los justos les será dado lo que desean. No estamos exentos de angustias, de padecer algún malestar o de sufrir alguna incomodidad común, inherente a nuestra condición humana. Pero una cosa es que padezcamos los males comunes a nuestra existencia, y otra es que los males abunden en nuestra vida. En algún momento de tu vida habrás conocido a alguien que parezca irle de mal en peor; no ha salido de un problema cuando ya le vienen otros cuantos más que son peores. La protección divina evita esa clase de experiencias que acumulan los males en un momento dado o que parecen nubes estacionarias en la vida de una persona.

No habrá plaga que toque tu morada

Las plagas en la Biblia son una expresión del poder de Dios cuando castiga la maldad de los seres humanos. En Egipto manifestó diez plagas por causa de la tiranía ejercida sobre el pueblo de Israel, a quienes se les trató como esclavos. También Dios determinó que todo aquel que es tomado como Su hijo, debe obedecer Sus mandamientos, y si no lo hace, plagas como aquellas diez, y otras peores, serían enviadas a su vida (Deuteronomio 28:58-61). Por consecuencia lógica, quienes obedecen a los mandamientos son librados de todas estas plagas. Considera el mismo episodio; las plagas solamente causaban daño a los egipcios, no al pueblo de Israel.

A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos

Esta es una de las promesas más sublimes que se pueden encontrarse en la Biblia, la compañía permanente de ángeles que van donde sea que estemos, para guardarnos de todo mal. En Salmos 34:7 el rey David lo dice de esta manera: El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Contamos con una cobertura especial que está alrededor nuestro; no hay espacio donde pueda atacar ningún enemigo. En el ámbito espiritual se libra una batalla entre ángeles y demonios; los que cuentan con esta protección serán librados de espíritus de maldad que se acercan a las personas para confundirlas, trastornarlas o engañarlas.

El versículo 12 también corresponde al trabajo que hacen los ángeles enviados por Dios para nuestra seguridad. Específicamente los ángeles nos llevarán en sus manos, para que no tropecemos con el pie en piedra. Esta es la forma en que el salmista ve la protección que recibimos de los ángeles de Dios; como el cuido paterno de bebés que son tomados en brazos, o de niños que son ayudados por sus padres a caminar, cuyo sistema de seguridad se activa cuando ven al niño caminando en zonas de peligro, o cuando lo ven a punto de tropezar.

Sobre el león y el áspid pisarás; hollarás al cachorro del león y al dragón

Este versículo hace mención de cuatro enemigos peligrosos, el león, el áspid, que es una especie de serpiente, el cachorro del león y el dragón; pero todos ellos son figuras de un enemigo común, de un enemigo poderoso, y al mismo tiempo derrotado: Satanás. En este versículo se presenta la autoridad que recibimos como hijos de Dios para someter al enemigo. Cuando Dios juzgó la desobediencia de Adán y Eva, condenó a la serpiente a arrastrarse eternamente en el suelo, y que ella heriría el calcañar, es decir, el talón, de la mujer, pero sería herida en la cabeza. También Jesús al comisionar a sus discípulos a predicar el evangelio, les dijo que tomarían en las manos serpientes, y que no sufrirían ningún daño. Veamos el caso del apóstol Pablo, que fue mordido por una víbora, y no sufrió ningún daño (Hechos 28:3-4).

La Biblia enseña que el diablo anda alrededor «como» león rugiente; no es león, pero quiere igualar al León de Judá, porque es impostor y mentiroso. Una cosa es meterse con un león, pero otra es meterse con el cachorro del león, quien será defendido por el padre, ya no porque quiera cazar, sino porque querrá defender a su cachorro y vengar semejante osadía. El cachorro de león es inexperto, pero es atrevido. Así hay enemigos que astutamente tienden trampa en contra de los hijos de Dios, y cuando ven que no pueden, su padre el diablo los asiste en sus maldades; pero mayor es el que que está con nosotros, Aquel en cuya presencia habitamos.

La serpiente, o áspid, es una figura de aquella serpiente engañosa que fraguó la caída del ser humano en el pecado de desobediencia. El principal peligro de una serpiente está en su boca. Cuando una serpiente es tomada por la cabeza e inhabilitada para atacar, aunque esté viva, no podrá hacer daño.

El dragón es un tipo de Satanás, una figura representativa de este ángel caído. En las profecías apocalípticas se habla de un dragón que será adorado por muchos en la tierra, siendo este el principal objetivo del diablo; recibir la adoración de los seres humanos, la cual está reservada exclusivamente para Dios. Puede que camines entre leones y serpientes, pero Dios te da la victoria en medio de toda asechanza. Aunque te enfrentes al mismo diablo, puedes estar seguro de que tú le pisarás la cabeza, porque él ya está derrotado. Sus argumentos y sus artimañas ya no tienen ningún efecto ni influencia en tu vida, por cuanto caminas en la verdad de Dios.

Serás librado y puesto en alto

En una ocasión mis cuatro hermanas estaban ahogándose en una parte profunda de un río, y llegaron varias personas a rescatarlas, luego las pusieron a salvo, en una parte alta de la orilla del aquel río. La parte alta representa la zona segura, el área fuera de peligro. Sólo imagina cuántas veces los padres toman a sus hijos pequeños en los brazos, cuando éstos están en peligro, y los ponen en un lugar seguro. Así hace Dios con Sus hijos, así hace con nosotros porque habitamos en Su presencia. Al librarnos de cualquier mal, nos lleva a lugares seguros, porque le amamos, porque nos interesamos en tener comunión con Él, en conocerle más y mejor.

Le invocarás, y Él te responderá

Esto es la certeza de la respuesta de Dios en todo lo que le pidas, y más aún, de un constante diálogo con Él. No hay forma más desagradable de tratar a una persona que ignorándola. Pero en Dios tenemos la seguridad de que al llamarlo, al invocarlo, al entablar una conversación con Él, vendrá y nos responderá. Nuestras oraciones no son un monólogo, son una conversación entre Dios y nosotros. De alguna manera Él nos habla, nos da la convicción de que encerrados en nuestra habitación para orar, no estamos solos, Él está con nosotros, atento a lo que hablamos, y respondiéndonos.

Estará Él contigo en la angustia

Cuando la angustia llega podrás notar que los malos amigos se alejan, aquellos que no les gusta consolar se van, se apartan. Pero Dios no te deja sólo, porque es cuando más lo necesitas. Observa que Dios no promete que no habrá angustia, pero sí promete Su compañía en esos momentos de la vida, cuando todo parece más difícil y sientes que las fuerzas se acaban. Su compañía te trae descanso, esperanza, consuelo, fe y poder. Aún los momentos de angustia son usados por Dios para fortalecer el vínculo de unidad entre tú y Él. También Dios puede obrar en tiempos de angustia trayendo a tu vida relaciones oportunas, que Dios permite para que recibas aliento, para que salgas victorioso, fortalecido, renovado. En la angustia es probada nuestra fe, y es confirmada la compañía de Dios. Así que la próxima vez que pases por angustia, sonríe con el corazón porque es cuando más cerca está Dios.

Te librará y te glorificará

Otra vez dice que te librará. Cuando Dios expresa repetidas veces las mismas palabras quiere asegurarse de que las recuerdes. No importa que tan grande sea el peligro que puedas pasar, Dios te librará. A tu problema ponle cualquier nombre, ninguno de ellos es misión imposible para Dios. Y con cada victoria que recibes de Dios, Él te llena de gloria. Las Sagradas Escrituras declaran que toda la gloria es para Dios, pero Él decide compartirla con nosotros. Nosotros no debemos gloriarnos a nosotros mismos, en nada; ni buscar la gloria de los hombres. Pero cuando Dios nos da gloria es el resultado de una obediencia perfecta a Él, y sabrás que viene de parte de Él, porque reconocerás que nada hiciste para merecerla.

Dios te glorifica para que tú públicamente le confieses. Él no tiene ningún problema en enriquecernos o hacernos famosos, pero demanda que nunca olvidemos Sus caminos, ni nos apartemos de Sus mandamientos (Deuteronomio 8:11-20).

Te saciará de larga vida

Dios promete larga vida a Sus hijos, y esto puede tomarse de dos maneras; vida abundante para ver crecer a tus hijos, a tus nietos, e incluso hasta tus bisnietos, y vida eterna en la gloria del Padre. La largura de días que Dios promete no es mera existencia física muy a pesar de nuestra salud, sino que implica una salud extraordinaria en los años de nuestra vejez. Si no lográramos vivir muchos años, no es que Dios no cumpla Su promesa, puesto que al morir nos espera una eternidad con Él. Sean muchos o sean pocos los años que vivamos, estemos determinados a vivirlos en Su presencia, porque esta vida, sin importar cuantos años represente, es sumamente breve en comparación con la eternidad.

Te mostrará Su salvación

Dios te ha mostrado Su salvación por medio de Cristo. Esta es la salvación de la condenación que teníamos por causa del pecado. Pero también nos muestra Su salvación de los peligros y asechanzas que a diario desfilan en nuestra contra. La salvación que Dios envía para ti se puede manifestar en forma de un intermediario, de una ayuda inesperada, de una provisión divina, incluso, cuando evita que hagas algo, porque sabe que no te conviene. Tú podrás contar hasta hoy de muchas formas en que Dios te ha mostrado Su salvación, pero entre tanto que estamos vivos, seguirás sumando experiencias maravillosas de la manifestación de Su poder para salvarte.

Que Dios te ama, eso no lo puedes dudar, y te lo demuestra de muchas maneras, todos los días y a cada rato. Él es el más interesado en tener comunión contigo. No lo hagas esperar más. Arregla una cita con Él tan pronto como puedas, y empieza a vivir en Su presencia. Cuando eso pase, prepárate para vivir desde ese momento las experiencias más extraordinarias que hayas imaginado jamás.

Yo no me conformo con lo que otros me cuentan. Esta es una de las cosas que quiero contar en primera persona. Yo quiero vivir y permanecer en comunión con Dios. Tú ¿qué decides?