Salmos 90:12
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,
Que traigamos al corazón sabiduría.
Éste es uno de mis pasajes favoritos, es una petición que hace el salmista en la que reconoce la importancia de aprender de la vida misma. Es una exaltación a la sabiduría como mejor adquisición de la vida, ya que no basta vivir, sino que debemos aprendemos a vivir.
Compartimos este tiempo de meditación para reflexionar acerca de la vida, la cual tiene muchos matices, pero hoy quiero considerar aquellos aspectos de la vida que no apreciamos lo suficiente porque los damos por sentado. Dar por sentado algo es asumir que es así siempre, esperar que siempre pase, imaginarse que así debe ser, que ocurre como respuesta natural, y que no podría ser de otra manera.
Damos por sentado muchas cosas que en realidad requieren de nuestra participación, y no las atendemos. Y he aquí una pequeña lista de las cinco cosas más comunes que damos por sentado, y que no valoramos y no cuidamos lo suficiente.
Número 1: damos por sentado la amistad. Esas personas valiosas que llegan a nuestras vidas y la llenan de belleza, a quienes llamamos amigos, y cuya participación en momentos clave de nuestras vidas, hace que dejen huellas imborrables en nuestra mente y corazón. Con el pasar del tiempo, las responsabilidades y la distancia, hay un momento en que pasamos a dar por sentado la relación de amigos. Tenemos noticias de ellos, les marcamos con un «Me gusta» las fotos que publican, quizá logramos tener uno que otro intercambio de chats, pero sin duda, ya no les dedicamos el mismo tiempo que antes. El asunto es que las circunstancias nos cambian. Y si somos de las personas que sólo buscamos a los amigos cuando los necesitamos, un día nos sorprenderán con su indiferencia.
La amistad no se puede dar por sentado, la amistad se cultiva. En algún momento compartí la idea de que en vez de preocuparnos por cuántos amigos tenemos, debemos concentrarnos en ser amigos. ¿De cuántas personas eres tú amigo? Te diré: no cuentan las personas de tu lista de contacto en las redes sociales o el teléfono, sólo aquellas por las que haces algo en su bien. Desde una oración, pasando por favores, hasta sacrificios, entonces de ellos has sido un verdadero amigo o amiga.
Número 2: damos por sentado el amor de la familia. Presumimos que nuestros padres y parientes deben amarnos porque somos de su familia. Ellos deben soportarnos aunque actuemos de forma descuidada y desconsiderada. Les apoyemos o no, ellos son los que deben apoyarnos cuando estemos en las malas. ¡Grave error! Como todas las relaciones humanas, la relación familiar tiene su grado de complejidad. Si eres parte de una familia, no sólo debes esperar el apoyo de ellos, sino que tienes que estar dispuesto a apoyar a los demás. Es una relación de reciprocidad.
No podemos escoger la familia en la que nacemos, pero sí podemos elegir nuestro trato y relación con los miembros de nuestra familia. De las relaciones más complejas, está la relación entre padres e hijos, los padres dan por sentado que los hijos sí o sí tienen que obedecer, los hijos dan por sentado que sus padres sí o sí los tienen que cuidar y proteger. En teoría ambas cosas deben ser así, pero en la realidad no siempre se cumple.
Dar por sentado el amor de la familia reduce el esfuerzo por mantenerla. Hay muchos parientes a quienes no visitamos. Las actividades más concurridas son las bodas y funerales, el resto del tiempo asumimos la relación familiar como algo estático, obligatorio, normal. Pero nos perdemos de muchas cosas como la herencia de tradiciones, de experiencias, de vínculos fuertes basados en el compromiso de apoyo mutuo y la alegría de momentos juntos. El significado de familia cambia para muchos con el tiempo.
Número 3: damos por sentado el amor de la pareja. En el matrimonio, el amor es algo que se asume como lógico, como lo más natural. Durante el tiempo de conquista y el noviazgo, ambas partes hacen su más considerado esfuerzo por demostrar el amor que se tienen, pero una vez casados, asumen que ese amor estará siempre ahí. Lo que antes era un deseo se vuelve de repente obligación. El error más común entre esposos es descuidar los detalles que enamoran.
Cumplir con roles tales como la manutención, la compañía y el respeto alcanzan a ser el molde dentro de muchas parejas. ¿A dónde se fue el amor? El romanticismo no pasa de moda, aunque se llegue a 100 años. El descuido de ese esfuerzo del principio de la relación, en muchos casos, hace creer que la relación no es viable, y llegan episodios dolorosos de la vida como la separación, la traición o el divorcio. El asunto es que damos por sentado lo que debe desarrollarse día con día. Todo el tiempo cambiamos, o al menos debemos esforzarnos en hacer siempre cambios para bien. Por eso debemos esforzarnos en conocer y ser conocidos de nuestras parejas. Hay que desarrollar el amor en la pareja todos los días. Esto como hábito es más importante que el ahorro, el ejercicio o la dieta.
Número 4: damos por sentado el tiempo. Entre las cosas menos valoradas, tenemos al tiempo. Creemos que podemos controlarlo, pero no es así. ¿Alguien le puede añadir un segundo a una hora? El tiempo no se detiene, sigue su curso siempre hacia adelante. Eso nadie lo puede cambiar. Pero contamos siempre con el mañana, porque siempre va a estar ahí. En lógica, es así, mas lo importante es ¿estarás tú ahí?, ¿estarán los demás ahí?
Damos por sentado que lo que no pudimos hacer hoy, lo haremos mañana. ¿Y si no es así? Dejamos para mañana empezar la dieta, empezar a estudiar, completar los estudios, buscar empleo, emprender en un negocio, declarar nuestros sentimientos, perdonar, pedir un aumento, empezar a ahorrar, cambiar malos por buenos hábitos, dejar el vicio, hacer reparaciones, visitar al médico, visitar al dentista, romper una relación tóxica, viajar, vender la casa, comprar la casa, tomar vacaciones, empezar una nueva relación con Dios, en fin… ¿Cuántas cosas has dejado para mañana? La mayoría de los que están en un cementerio tenían planes para el día siguiente de su deceso, y su mañana no llegó.
Valora el tiempo, valora tu tiempo. Se te otorga la vida para que la administres. A todos se nos da la misma cantidad de horas al día, pero cada quien decide cómo lo usa o lo gasta.
Número 5: damos por sentado el amor de Dios. Ciertamente, el amor de Dios es perfecto, es sin condiciones, y nada nos puede separar de Su amor (Romanos 8:35, 38-39). El amor de Dios se manifiesta de forma perfecta por medio de Cristo. Dios nos ama a todos, pero no todos corresponden a ese amor. Y ahí radica la diferencia entre saber que Dios me ama y creer que Dios me ama. El mundo puede llegar a saber que Dios le ama, pero creerlo significa reacción a ese amor con reciprocidad.
Damos por sentado que el amor de Dios nos salva, pero no es así, lo que nos salva de la condenación por causa de nuestros pecados es creer que Su Hijo Jesucristo tomó nuestro lugar en la Cruz, y cuando eso pasa, la respuesta lógica de nuestro ser es el abandono del pecado y el proceso de regeneración que nos hace nuevas criaturas. También damos por sentado que el amor de Dios ocasiona el bien para el ser humano, si aceptamos eso tal cual, diríamos que las cosas malas son una expresión de odio de parte de Dios, lo cual no es cierto. Las cosas malas e injustas que ocurren son provocadas por el pecado, por la ausencia de Dios en el corazón de las personas que hacen el mal.
Damos por sentado que Dios siempre estará ahí para amarnos y ayudarnos, pero los que practican el pecado no tienen parte con Dios, ni comunión con Él, ni gozan de todos Sus beneficios, como la salvación, los frutos del Espíritu Santo, etc. Los que deliberadamente eligen el mal y llegan al momento final de sus vidas en la tierra, quedarán separados de Su gloria y majestad por la eternidad.
Muchas personas creen que Dios es tan bueno, que es imposible que envíe a una de sus criaturas al infierno. Esperan que la bondad y el amor de Dios produzca salvación por sí misma sin compromiso del ser amado. Esta enseñanza es completamente falsa, una línea de pensamiento que revela total desconocimiento del carácter de Dios. La justicia de Dios revela mi culpabilidad, en tanto que el amor de Dios me da una oportunidad por medio de Cristo. Si el ser humano se condena es por no tomar la oportunidad de Dios, no porque Dios no le ame.
Hay muchas otras cosas que damos por sentado, y que son en extremo valiosas. Meditar en ellas y hacer los ajustes en tu vida para desarrollarlas, cultivarlas, cuidarlas y procurarlas, le dará belleza, propósito y esperanza a tu vida. Si te animas, compárteme tus ideas de aquellas otras cosas que crees que damos por sentado, o bien, dime cuál de las cinco mencionadas te parece que mereces re-valorar.
Pido a Dios que a partir de hoy valores cada día, que puedas tener el tiempo para meditar en todas aquellas cosas que te acerquen más a Dios y que te ayuden a disfrutar cada día, cada momento y cada aspecto de tu vida, que valores y disfrutes el amor de tus amigos, el amor de tu familia, el amor de tu pareja y el amor de Dios.