Isaías 43:15-19

Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey.
Así dice Jehová, el que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas;
el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; fenecen, como pábilo quedan apagados.
No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.
He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

Dios es el Creador de todas las cosas. Muchas veces esta afirmación nos lleva a lo finito, tangible, a lo que ya existe, encerrando de alguna manera la lista de cosas creadas: el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos. Sin embargo, la Palabra de Dios afirma que Él hace cosa nueva, Él sigue en la obra de hacer constantemente cosas nuevas, su capacidad creadora no termina, no se quedó en el pasado.

Al introducir esta Palabra, el profeta Isaías declara que Dios se presenta a sí mismo como el Creador. El versículo 15 enumera tres atributos de Dios: santo, creador y rey. Pero de todos ellos, el que realza en el siguiente versículo es el de Creador. El que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas; es decir, el que crea cosas que naturalmente no existen y que empiezan a existir por la voluntad de Dios y para los propósitos de Dios.

Del mismo modo, así como tiene la capacidad de crear algo nuevo, también puede destruir totalmente lo que existe: el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; fenecen, como pábilo quedan apagados. En este caso, enumera lo que representa un peligro o amenaza para la seguridad del pueblo de Israel. Es decir, un enemigo poderoso que se vuelve nada delante de Dios.

Toda esta introducción sirve de plataforma para mostrar una serie de verdades que vienen a afirmar la fe del pueblo de Dios. La primera es: hay que dejar de concentrar nuestras energías y pensamientos en el pasado. Sin importar cuál haya sido nuestra experiencia, ni cuán dolorosa, Dios mismo nos exhorta a dejar de pensar en el pasado, a abandonar la idea de lo imposible, de lo difícil, de lo irrepetible. Primeramente porque Dios no se quedó en el pasado, no es cierto que sólo en el pasado Dios hizo grandes cosas, maravillas o milagros. Segundo, el enemigo que tuvimos ayer ya fue derrotado, hoy enfrentamos otros peligros, otros adversarios. Son otros los desafíos que tenemos ahora.

Pero lo más maravilloso de este fragmento Bíblico es que nos revela una verdad más, que muchas veces no percibimos. El profeta Isaías declara estas palabras de parte de Dios: «He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis?»

Dios afirma que Él hace, en tiempo presente, de forma constante, hoy, Él hace cosa nueva. Si tan solo retenemos esto, podemos darnos cuenta que Dios mismo está trabajando en este momento en algo nuevo y extraordinario, que pronto saldrá a luz. Así como el bebé de una mujer en cinta no es nuevo al momento del parto, sino que ya lleva nueve meses de proceso, de desarrollo y de formación, así Dios está trabajando en lo secreto algo nuevo que pronto se manifestará a nuestros ojos. Dios no se sorprende de lo que hace como nosotros nos sorprendemos de Sus maravillas, porque Él las ha planeado anticipadamente, ya que ha estado trabajando en ellas sin que nosotros las podamos percibir.

Los caminos en el desierto son esas soluciones que nos sorprenden porque aparecen justo donde nadie podía haber imaginado. Los ríos en las soledades son esas fuentes de vida, esas corrientes de agua viva que brotan de lo secreto, de la intimidad con Dios. Y esto, finalmente, es la clave: nuestra cercanía con Dios.

La Palabra de Dios afirma que si alguno está en Cristo, nueva criatura es (2 Corintios 5:17); el requisito es «estar» en Cristo, y eso nos atribuye a nosotros mismos calidad de NUEVOS. Pero esa renovación de vida viene de Dios (2 Corintios 5:18). Dios es quien en nosotros trabaja para hacer algo nuevo: una nueva actitud, una nueva oportunidad, nuevas son sus misericordias cada mañana. Dios nos quiere sorprender, y aunque ya ha hecho maravillas, está trabajando ahora mismo en algo más maravilloso.

No obstante, para disfrutar de lo nuevo, es necesario soltar lo viejo. No se podrá llenar la casa de nuevos muebles conservando los antiguos. Por eso, reafirmando la idea de dejar el pasado atrás, el apóstol Pablo nos insta a enfocarnos en la meta, en lo que está adelante. Filipenses 3 nos muestra su perspectiva. Hay dos cosas que anhela el apóstol Pablo: la excelencia de conocimiento de Jesucristo y ser hallado en él (versos 8 y 9), pero él mismo considera que para lograrlo, aún requiere una cosa más: dirigirse intencionalmente hacia ese objetivo. Y para ello requiere dos cosas: olvidar lo que queda atrás, y extenderse hacia lo que está delante (verso 13).

La afirmación del Señor Jesús: «Basta a cada día su propio mal» de Mateo 6:34 es un resumen claro de no acumular pasado en el presente. Es una invitación a vivir el día a día sin sobrecargarlo innecesariamente de un pasado que no viene a ser útil en este momento. Ni los logros ni los errores del ayer pueden ni deben anular las oportunidades que Dios nos está dando hoy.

Tenemos ahora la invitación a soltar el pasado. De los errores se aprende, de los logros se presume, pero de ninguno de ellos se vive. Por eso debemos vivir hoy con los ojos puestos en el presente y en el mañana, hay que soltar todo rencor, toda culpa, todo resentimiento. Para llenar nuestras vidas de todo lo bueno que Dios está haciendo, y poder verlos manifestarse en nosotros, hay que vaciar nuestra mente y emociones de lo pasado.

Hoy puede empezar una nueva forma de vivir, más liviana y más deleitable: una vida llena de las cosas nuevas que Dios está preparando. Tan sólo hay que soltar el ayer, dejar de temerle al enemigo de ayer que ya fue derrotado, dejar de suponer que no podrá o que le ocurrirá igual que la última vez que lo intentó. Añada la clave ganadora: métase con Dios, y hágalo a Él el nuevo centro de su vida; confíe en Él y dispóngase a recibir de Él lo nuevo que ya está haciendo.