Génesis 1:31

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

Dios completó toda Su obra creada en seis días. Todo lo que existe fue hecho por la voluntad de Dios, y fue hecho hermoso, con propósito y bueno en gran manera. Del relato de la creación podemos aprender algunos principios para aplicar a nuestra vida:

  1. Dios sí tenía un plan en mente: crear un lugar idóneo para la vida humana. (VISIÓN)
  2. Dios se tomó un día para cada parte de la creación. No se dio prisa en hacerlo todo, sino que con calma fue preparando lo necesario para lo siguiente que crearía. (PACIENCIA)
  3. Dios hizo todo bueno, este adjetivo calificativo describe belleza, utilidad, perfección. (EXCELENCIA)
  4. Dios hizo al hombre a Su imagen y a Su semejanza, por lo que cada ser humano tiene identidad en Dios. (IDENTIDAD)
  5. Todo lo que Dios hizo recibió una orden, según su naturaleza: el cielo no se cae, el mar no se sale de su lugar, las plantas viven en la tierra, los peces en el agua, las plantas son para alimento, después de cada noche viene un nuevo día, etc. (PROPÓSITO)
  6. Dios primero creó las condiciones necesarias para la vida humana en la tierra y hasta después creó al ser humano. (ORDEN)

Cuando Dios contempló lo que había hecho hasta el sexto día, viendo la creación completada, seguramente complacido vio que era bueno en gran manera. Yo creo que Dios se deleitó en la creación, la disfrutó; tanto en el proceso como cuando la terminó. Dios vio lo que hizo y encontró que era excelente, perfecto, bello.

¿Puedes decir lo mismo de las cosas que tú haces? ¿Cómo describes tu trabajo, lo que haces? ¿Ves que es bueno?

En esta generación de gratificación instantánea y comidas rápidas se está perdiendo la calidad, la excelencia. Aspiramos a tener todo rápido y eso implica anular procesos que son necesarios. Hay una frase que resume la actitud del ser humano ante la vida: «qué incomprensible es el hombre: nacer no pide, vivir no sabe, morir no quiere».

Pero la vida fue hecha para que fuera buena. Todo ser humano fue diseñado por Dios para un propósito en específico, el cual expresa la cualidad de Dios mismo, quien hace todas las cosas buenas.

Sin embargo, como lo dice el sabio rey Salomón: «Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones» (Ecl. 7:29). Dios hizo al ser humano bueno, con excelencia, con atributos y cualidades que le ayudan a cumplir su propósito. Pero el pecado echa a perder esta obra, siempre que le damos lugar. Porque como sabrás: no es una obligación pecar, es sólo una opción, la cual puedes tomar o dejar.

Puede que desconozcas tu identidad en Dios, pero eso no la anula, está contigo como parte integral de tu ser. Cuando la aceptas, la crees y la desarrollas, entonces toma lugar una nueva experiencia de vida. Lamentablemente muchas personas descuidan esta verdad, y viven ignorándola y alejados de Dios, lo cual lleva a una eternidad separados de Él. Habiendo tanta evidencia de la existencia y del amor de Dios, queda nula toda excusa ante el Creador que justifique el pecado (Romanos 1:20).

Lo que hace Dios es bueno, y las cosas que hace lo creado también son buenas, o al menos deberían de serlas. Las Sagradas Escrituras afirman que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Ef. 2:10). Quiere decir que tenemos la capacidad de hacer bien las cosas. Y no sólo hacer bien las cosas, sino hacer cosas que son buenas. Lo malo que hacemos no es parte del diseño de Dios para nosotros. Pero tampoco se supone que hagamos todas las cosas buenas que se pueden hacer, sino aquellas que Él preparó de antemano, aquellas que son parte de nuestro propósito de vida.

Hacer las cosas bien produce una gran satisfacción. Pero hacer las cosas buenas que tenemos que hacer produce un grado de satisfacción indescriptible. ¿Podrías hacer una lista de al menos cinco cosas que te salen bien? Con tantas habilidades que tienes, sería fácil completar la lista, pero ¿crees que esas cosas que haces bien podrías hacerlas mejor?

Para este año te animo a que apuntes a la excelencia. Si hay algo que haces mal, proponte hacerlo bien. Y si hay algo que haces bien, proponte hacerlo mejor. Y si hay algo de lo que dices: ya no podría hacerlo mejor, entonces explora algo nuevo.

Este año hagamos bien las cosas buenas que se supone debemos hacer. Seamos buenos hijos, buenos padres, buenos hermanos, buenos nietos. Seamos buenos alumnos, buenos maestros, buenos jefes, buenos empleados. Seamos buenos artistas, buenos diseñadores, buenos profesionales. Exterminemos la mediocridad y la falta de calidad en las relaciones, en las labores, en los pensamientos y en todas las acciones. Estoy segura que de vivir así terminaremos cada día contemplando extasiados que hemos hecho algo bueno en gran manera.

La característica más bella de hacer algo bueno es que siempre favorece a otros. Todo lo que hizo Dios favorece al ser humano, lo que haces tú, ¿a quién favorece, aparte de ti?

Comienza un nuevo tiempo en tu vida, es hora de sacar lo mejor de ti, de hacer las cosas lo mejor que puedas. Este año apunta a la excelencia, a lo mejor, a cosas realmente valiosas e importantes. No te pierdas de los detalles, pero sobre todo, sé intencional en hacer bien, lo mejor que puedas, con un esfuerzo voluntario y determinado, aquello que debes hacer, aquello para lo que Dios te creó.

¿Darás lo mejor de ti?

Fuiste creado para lo bueno, ya hay excelencia en ti, porque quien te diseñó es perfecto. Descubre todo lo bueno que puedes ser, sin detener tu identidad por la falta de bondad de otros. Nadie nace malo, pero ya somos buenos por causa de Aquel que nos hizo a Su imagen y a Su semejanza.

Honra a tu Creador, haciendo todo bien, haciendo todo lo bueno que se espera de ti. Haz el bien incondicionalmente. Dios te hizo para el bien, eres Su obra maestra. Ninguna otra criatura fue hecha a imagen y semejanza de Dios, sólo el ser humano. Tú tienes la identidad de Dios y la capacidad de hacer el bien y lo bueno, y de hacerlo bien, bueno en gran manera. Celebra tu capacidad, disfruta tu poder de hacer el bien. ¡Felicidades, en algo eres bueno en gran manera!