Deuteronomio 30:14
Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
El Antiguo Testamento relata que Dios habló con algunas personas, en su mayoría profetas, de forma directa y por medio de sueños. Cuando Adán y Eva estaban en el Huerto del Edén, les hablaba personalmente. En la mayoría de los casos Dios daba órdenes, y en otros, daba a conocer Sus juicios; pero también hubieron conversaciones, diálogos como los que tuvo con Moisés en Éxodo 33, o la petición de misericordia que le hizo Abraham para salvar a Sodoma (Génesis 18:17-33). Habló con Josué, con Jefté, con Salomón. Envió ángeles mensajeros a Balaam, a Daniel, a Zacarías y a María. Dios ha estado interesado en mantener comunicación con el ser humano desde el principio.
Toda la escritura revela un interés genuino de Dios para dar a conocer Su voluntad, que es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2). Él intenta dar a conocer Sus Palabras varias veces, a pesar de que el ser humano no entiende, como dice el verso 14 de Job 33.
Dios no se cansa de hablarnos porque nos ama, pero determinó un tiempo para cada cosa. El que no quiere hacer caso de la Palabra del Señor, prolonga su tiempo separado de Dios y se expone al peligro de quedar apartado para siempre, por la eternidad.
¿Sabes que somos eternos? Las Sagradas escrituras nos revelan que Dios nos hizo eternos (Eclesiastés 3:11), pero nos cuesta entender el concepto de eternidad, debido a la vida pasajera que tenemos ahora. Jesús explica acerca de esa eternidad en la historia de Lázaro y el rico (Lucas 16:19-31), detalla que después de que estos murieron, Lázaro fue llevado por los ángeles a un lugar de reposo, pero el hombre rico fue sepultado. El rico fue a parar al Hades, que es un lugar de tormento. Aquel hombre rico había sido avaro y malvado, por cuanto no tuvo misericordia del mendigo que estaba echado a la puerta de su casa, y después de su muerte empezó un constante tormento, sin reposo y sin alivio.
Muchas personas, aun dentro de las iglesias y de grandes congregaciones cristianas, no se interesan en conocer cuál es la voluntad de Dios para sus vidas. Dios la sigue dando a conocer, esta vez por medio de las Sagradas Escrituras, revelando a todo aquel que quiere conocer Su voluntad, los misterios y verdades que Su Palabra contiene.
Aún Dios habla en persona, habla en sueños y envía mensajeros; pero nuestros corazones se han endurecido, puesto que ponemos en duda las cosas que oímos, a causa de las muchas personas que en un pasado y en el presente se levantan diciendo que Dios les habló, y declaran mentiras. Pero esta terrible realidad no justifica el descuido del creyente en cuanto a atender la voluntad de Dios y obedecer a Su Palabra.
No es necesario buscar a un profeta famoso por medio de quien nos hable Dios; ni mucho menos pagar a un vidente que nos revele el deseo de Dios para nuestras vidas. Encontrar la voluntad de Dios es tan sencillo que para muchos pasa desapercibido. Él mismo dijo desde hace mucho tiempo dónde podemos encontrar Su Palabra.
«Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.» (Deuteronomio 30:14)
Toda la escritura es inspirada por Dios (2da Tomiteo 3:16), y esto se refiere no a todas las cosas que se escriben, como cuentos, poemas, libros de ciencias naturales, o revistas; sino exclusivamente a las Sagradas Escrituras. Desde el principio Dios ordenó a varias personas escribir las cosas que acontecieron, para que fuesen conocidas por las siguientes generaciones, y también a los profetas ordenó que escribiesen las cosas que Él les revelaba (Apocalipsis 1:19).
Hay quienes le restan credibilidad a La Biblia por falta de conocimiento. Opinan que se trata de un libro más, pero en realidad es una biblioteca de libros sagrados. Biblioteca por cuanto son muchos libros, y sagrados por cuanto revelan la existencia, propósito y voluntad de Dios. Ciertamente los libros que forman lo que conocemos como La Biblia, fueron agrupados por un equipo de personas. Habían muchos libros que se leían en las primeras comunidades cristianas, pero no todos fueron incluidos. Sin embargo, creemos que fue por la voluntad de Dios que hoy tenemos una biblioteca sagrada, exactamente con la cantidad de libros que debe tener, no más y no menos. Sabemos que Dios tiene todo bajo control y por Su voluntad y misericordia tenemos Su Palabra hasta hoy por medio de la Biblia.
En los tiempos del holocausto judío en Alemania, los soldados nazis rezaban a Dios para ganar las batallas, sus enemigos también. Pero conocemos la historia; podríamos decir que Dios estableció que los ganadores fueran aquellos que pusieron fin a las masacres de judíos; aún cuando una guerra como esta fuese tan terrible. Del mismo modo, haya sido como fuera, Dios tuvo el propósito de dejarnos un compendio de libros que nos muestran verdades, principios y promesas para quienes se interesan por conocerle. Todas las respuestas que quieras encontrar sobre las cosas que realmente importan están en las Sagradas Escrituras.
Ahora bien, todo lo que has oído acerca de Dios, de Jesús y del Espíritu Santo, está en la Biblia. La Palabra de Dios ha sido predicada en todos los idiomas, en todos los lugares del mundo, por radio, por televisión, en campañas al aire libre, por internet y en persona. La Biblia ha sido traducida a casi todos los idiomas y dialectos existentes en el mundo, y la mayoría de personas han escuchado alguna vez el mensaje de salvación. En el mejor de los casos, como creyente o como curioso, tienes a tu alcance la Palabra de Dios, en un libro, un fragmento, o en tu celular. La Palabra está cerca de tí.
Cuando lees la Palabra de Dios puedes darte cuenta de muchas cosas, tus ojos son abiertos, tus pensamientos son guiados hacia las cosas que en verdad importan. El que lee y memoriza la Palabra de Dios, Sus promesas, Sus hechos, aunque sean unos pocos versículos, atesora para sí las herramientas necesarias para su consuelo, defensa, batalla y trabajo en la obra del Señor.
Abre tus oídos al mensaje de la Palabra del Señor, por la radio o por internet, en un grupo pequeño o en una congregación grande, escucha. Debes reconocer que tu capacidad de memorizar es increíble. Hay olores, imágenes y frases que te harán recordar cosas de tu pasado, incluso desde la infancia; así mismo puedes retener las verdades de la Palabra de Dios, a fin de guardarlas en tu mente y en tu corazón, y tenerla presente siempre para cumplirla.
En algunos lugares del mundo los cristianos son perseguidos, es prohibido tener una Biblia, no pueden reunirse para alabar a Dios. Si en tu país no es así, agradece a Dios que lo puedes adorar públicamente, y ora por aquellos que son perseguidos a causa de su fe en Dios. Pero no descuides la oportunidad que tienes de estudiar y memorizar la Palabra de Dios, la cual está muy cerca de ti; en tu boca y en tu corazón.