Génesis 1:3
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Las primeras palabras que la Biblia registra que fueron dichas por Dios fueron estas: Sea la luz. Dios dio una orden en un momento en que la tierra estaba desordenada y vacía. Cuando Dios habló, inmediatamente se creó la luz. Y cuando la luz se manifestó, se disipó la oscuridad y se reveló el verdadero estado del desorden para empezar a poner las cosas en su lugar.
No existía todavía el sol, ni las estrellas, así que podemos declarar que la luz es la presencia de Dios. Todo aquel que está en Dios, está en luz.
Del mismo modo, llevando una vida desordenada y vacía, cuando Dios llega y le damos lugar, Él nos revela con Su luz todas las cosas que están mal. Pero también nos muestra cómo podemos cambiarlas.
Lo primero que necesitas en tu vida es la luz de Dios. Este años que empiezas debes reconocer que más que dinero, descanso o cosas materiales, lo que necesitas es luz para ver lo que está desordenado, y entonces poder ordenarlo. Si entras a un cuarto oscuro, necesitas una fuente de luz para determinar lo que hay dentro y avanzar, de otro modo, te golpearás con todo objeto que esté en tu camino.
Salmo 119:105 dice: Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Puedes tener la luz que necesitas para caminar confiado y seguro, para dar pasos firmes. Jesús afirmó ser la luz del mundo; en un mundo lleno de oscuridad, Él, que es la verdad, vino a mostrarnos el camino hacia la vida eterna.
Cuando Dios creó la luz, vio que era buena, y la separó de las tinieblas, y llamó a la luz día y a las tinieblas noche, y fue entonces el primer día. Es maravilloso saber que todo empieza cuando llega la luz. Los mejores días de tu vida llegan después de dejar que la luz de Dios llene tu vida, y disipe todas las tinieblas.
La oscuridad el una figura de lo desconocido, de lo oculto, de lo malo, de aquello que ignoramos. La verdad de Dios, que llega con Su luz, nos muestra todas las cosas. Por eso, vivir en Dios es vivir sin temor. Aún la muerte tiene otro sentido a los ojos de la luz. El ser humano suele tenerle miedo a aquello que desconoce, pero el que tiene la verdad vive sin temor.
Hoy deja que la luz de Dios alumbre tu camino. ¿Acaso es mejor opción seguir en tinieblas?
Si quieres podemos orar:
Padre Celestial, hoy recibo la luz que Tú me das, la luz de Tu Palabra, la luz de Tu verdad. Habla a mi vida, y diríjeme para que ande en Tus caminos. Revélame el desorden de mi vida, y que Tu Espíritu Santo me guíe por sendas de rectitud, para que con sabiduría continúe el resto de mi vida. En el nombre de Jesús, amén.