Amós 3:3

¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?

Es una pregunta sencilla, pero poderosa. Revela un factor indispensable para la asociación con otras personas en cualquier aspecto de la vida. El profeta Amós introduce en este capítulo el mensaje de Dios al pueblo de Israel para declararles el castigo de Dios a ellos, porque después de haber sido rescatados de la esclavitud en Egipto, desviaron su corazón y adoraron a los dioses de la tierra donde llegaron a morar. La pregunta recae sobre la relación entre Dios y el pueblo de Israel, y cuestiona si esta relación fuese posible en los términos esperados si no hay entendimiento, si no hay acuerdo.

Dos personas que no se entienden no pueden estar juntos. Dos personas que no se ponen de acuerdo no pueden trabajar juntos. Si cada uno busca metas distintas y tiene distintas prioridades, no podrán caminar juntos en el camino de la vida. Muchas personas arrastran un mar de insatisfacciones por asociarse con personas con quienes no se pueden poner de acuerdo. El principio que revela este versículo puede aplicarse a cualquier área de nuestra vida.

Si es prácticamente imposible que te pongas de acuerdo con tu novio o novia, imagina lo que será cuando estén casados. Si el objetivo de un posible socio es solamente hacer dinero, y el tuyo es promover una cultura de apoyo a los menos favorecidos, será un lío decidir cómo se usarán los fondos que una empresa genere. Los grupos de amistades generalmente resultan de compartir pasiones o intereses en común; algún deporte, algún pasatiempo, alguna especialidad, y en esas cosas en común las personas nos encontramos unas a otras y nos ponemos de acuerdo. Pero si te sientas al lado de alguien, y no tienes nada qué preguntarle o comentarle, significa que no tienes nada en común con esa personas.

Cuando dos personas están asociadas, o trabajando juntas, pero no se ponen de acuerdo, no hay avance, no andan. Si has oído la frase «juntos, pero no revueltos», notarás que es el total contrario del versículo citado. El hecho de estar todos juntos en una misma organización, no significa que estén de acuerdo, y si no están de acuerdo, no andarán, no funcionará. Pero el estar de acuerdo es como el bloque de fuerza que hacemos al entremezclar los dedos de ambas manos, estamos juntos y estamos estrechamente combinados.

Para Dios es tan importante el estar de acuerdo, que Su poder se activa con la fe de al menos dos personas que buscan algo en común, algo juntos. Mateo 18:19 dice: «Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos». El mínimo de Dios para conceder una cosa es dos. Por eso consideremos a todos nuestros hermanos en la fe, familiares y amigos, como posibles socios sobre cualquier asunto de la vida, puesto que con al menos uno de ellos nos vamos a asociar para pedirle al Padre Celestial que nos conceda algo.

De ahora en adelante, cada vez que emprendas algo en tu vida que implique la participación activa de alguien más, considera si ya te has puesto de acuerdo con esa persona. Ponerse de acuerdo no es sólo definir un plan de acción, o estrategia, en la cual puedan trabajar junto. Se trata de enlazar la mente de esa persona con la tuya, de establecer un lazo estrecho con esa persona, en un sentido de compañerismo completo, en todo el sentido de la palabra. No es trivial lo que este pasaje de Amós nos enseña. Aunque cualquier relación puede romperse por factores externos, fuera de control, una relación sana, franca y comprometida con otra persona para un fin específico puede lograr sus objetivos, sea cual sea, por cuanto las personas involucradas están de acuerdo en esos objetivos o en meta en común.

Un yugo desigual no sólo es la unión de cristianos con inconversos en el plano matrimonial, también lo es dentro de la Iglesia, entre cristianos, cuando las personas no se ponen de acuerdo.

El estar de acuerdo implica que ambas personas tienen una expectativa razonable de los resultados de su asociación, y ambas trabajarán para que los requerimientos que corresponden a cada uno sean cumplidos, y con ello se alcancen los objetivos.

Si estás a punto de asociarte con alguien, considera si ambos están de acuerdo. El matrimonio, el negocio, la amistad y cualquier clase de relaciones que vinculan a dos o más personas, sólo tendrán éxito si las personas están de acuerdo. El éxito en todas sus formas significa adelantar. No es un concepto de posición estática, y mucho menos de retroceder. El verdadero éxito es llamado así cuando entra en etapa de expansión.

Asegura el éxito en todas las cosas que emprendas, poniéndote de acuerdo con las personas que estarán contigo. Eso incluye a Dios. Entiende que Él es Dios, tú Su creación. Entiende que es Él quien pone las reglas, pon a Dios en el lugar que corresponde y ponte de acuerdo con Él. Dios es con quien principalmente debemos estar de acuerdo, cuando eso pasa, avanzamos.