Las decisiones son parte de la vida. Como ya hemos mencionado antes, aún cuando no decides, estás decidiendo no decidir. Y eso traerá igualmente consecuencias. Por eso, la indecisión no siempre es la mejor opción si quieres vivir una vida realmente intencional.
En etapas difíciles de la vida, cuando llega el estancamiento, cuando los pensamientos parecen confusos, debemos reconocer que hace falta tomar una decisión entre diversas opciones, las cuales pueden ser: tomar acción, buscar ayuda, dejar cosas, renunciar, aceptar, etc. Para muchas cosas la Palabra de Dios es clara en cuanto a qué debemos hacer o no hacer. Tomemos de referencia los Diez Mandamientos. Pero para otras cosas no siempre nos queda claro qué decisión tomar, basados en el consejo de Dios. Pero somos afortunados, porque cuando no sabemos qué decisión tomar, podemos contar con la ayuda del Espíritu Santo, que según las promesas de Dios, está con nosotros para guiarnos.
Esta semana recibí en mi correo una instrucción de oración que me ha inspirado a escribir este artículo. Así, yo misma podré volver a esta publicación para leerla y recordar que no estoy sola en mi toma de decisiones, que puedo contar con el mejor consejero: el Espíritu Santo. La recibí de las publicaciones de YouVersion, y así como fue de bendición para mí, espero que lo sea para ti. La he personalizado, y cuando tú la uses para orar, la puedes personalizar, ya que una oración es un diálogo sincero y espontáneo, que se hace de corazón y con fe.
Oración
Espíritu Santo.
Tú conoces mi corazón. Entiendes mis deseos y necesidades más profundas, conoces mis intenciones. Me conoces mejor que yo mismo. ¡No hay un lugar al que pueda ir para escapar de Tu presencia, y nada que pueda esconderte!
Y es por eso que en este momento, te pido que me des Tu sabiduría y guía divinas.
No siempre sé por qué orar. Mi alma está abatida y yo estoy cansada. A menudo preocupado por tomar la decisión correcta, pero quiero vivir una vida que te honre. Aunque sienta que no puedo avanzar o ver lo que está adelante, Tú me ves, y me conoces. Por favor, guíame. Muéstrame los caminos que conducen a una vida abundante y atráeme cuando me vea tentada a alejarme de ti. Mientras me guías, restáurame. Pondré mi esperanza en Ti en todo momento, porque Tú lo sabes todo, y por Ti mi vida se mantiene unida. Tú eres mi fuerza en tiempos de necesidad y eres mi salvación.
Así que, abrázame y enséñame a caminar en una forma digna del llamamiento que me ha sido dado. Dirige mis pasos mientras cuidas mi vida, porque quiero glorificarte.
Amén.
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