Proverbios 27:17

Hierro con hierro se aguza;
Y así el hombre aguza el rostro de su amigo.

A pesar de tanta comunicación que hay hoy en día, la calidad de la misma ha disminuido. El uso de los medios de comunicación han sustituido en gran manera el contacto directo, y muy a pesar de las nuevas formas de expresar afecto, las personas en su mayoría tienen dificultades para expresarlo en persona. Muchas de las relaciones que mantenemos tienen su base en vínculos creados por las circunstancias, y con facilidad se rompen esas relaciones o son sustituidas por otras nuevas. Aún la relación familiar se ha deteriorado; es común ver en los hogares a cada miembro de la familia por su lado, y cuando se juntan a la mesa, se distraen con el celular. Este mismo comportamiento se observa en los lugares públicos. De verdad parecemos enajenados por la tecnología en todas sus modernas formas. Y este fenómeno es globalizado. La tendencia es que estemos cada vez más distantes aún cuando estemos sentados juntos.

He aprendido que la relación que más perdura en el tiempo, en general, es la relación familiar; ya sea aquella en la que nacemos, o la que formamos con el matrimonio y los hijos. El deber de cada padre y madre de familia es formar a sus hijos en los principios y valores que tienen o que aspiran tener. Pero lo que vemos es que los padres están absorbidos por el trabajo, y los hijos crecen frente a una pantalla: la del televisor, la tableta o el celular. En su lucha por dar a los hijos lo mejor en cosas materiales, los padres han olvidado su verdadera responsabilidad: estar con sus hijos. Se necesita tiempo de calidad para enseñar a los hijos, y también ejemplo.

Después de la familia, las personas que llegamos a apreciar en gran manera son los amigos. A través del contacto con personas en edades y circunstancias homogéneas, desarrollamos relaciones que pueden llegar a ser muy estrechas, como la de David y Jonatán (1ra Samuel 18:1). Incluso, cuando en ocasiones la familia da la espalda, los amigos extienden la mano. Y además, cuando no sentimos el valor de hablar algunas cosas con la familia, encontramos en los amigos la oportunidad de desahogarnos.

El proverbista escribe y dice: «hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo». Para formar el hierro es necesario golpearlo con otro hierro, y este acto de fuerza irá ajustando el hierro hasta que tenga la forma que se desea. No podrá darle forma al hierro si lo golpea con esponja, con madera o con plástico, porque éstos tienen una consistencia menos fuerte que la del hierro. Pero así como se usa hierro para darle forma al hierro, las palabras, consejos, experiencias y regaños de los amigos van dándonos forma, van quitando las melladuras o excesos de material innecesario en nosotros.

¡Vaya comparación! A los ojos del proverbista somos tan duros de moldear como el hierro. Pero lo esencial es que sí podemos quitar las asperezas que podamos tener, recibiendo el impacto de los amigos.

No podemos esperar que una piedra nos hable y nos cuente su experiencia para aprender de ello, pero las palabras sinceras de un amigo en el momento oportuno llenarán una necesidad fundamental; el sentirnos identificados con la realidad de lo que alguien ya vivió. Si tienes amigos que sólo te halagan, que sólo te felicitan y te dicen cosas bonitas, entonces no tienes amigos de verdad. Los verdaderos amigos son capaces de amarte con todo y tus defectos, no ignorándolos, sino aceptándote. Un amigo verdadero te hará ver cuando estés en un error, o al menos lo intentará. Los amigos que sólo están contigo cuando estás bien no están dispuestos a dar, sólo a recibir. Pero los que te acompañan en malos momentos te conocen mejor, y son los más oportunos para aconsejarte y ayudarte cuando lo necesites.

Si quieres ayuda de verdad, busca a los amigos que saben decirte la verdad sin que eso rompa la relación. Los puedes identificar porque ellos siguen siendo tus amigos a pesar de que tú los hayas regañado, aún cuando tú les hayas quedado mal. Los amigos de verdad no están todo el tiempo, pero llegan siempre que los necesitas.

El amigo por excelencia es Jesucristo. El es 100% hombre y 100% Dios. Jesús padeció las mismas debilidades que todo ser humano enfrenta, pero sin caer en pecado alguno (Hebreos 4:15). El hecho de no haber pecado no lo incapacita para aconsejar a los que fallamos. Al contrario, le da autoridad para decirnos cómo no fallar, para mostrarnos con Su ejemplo que podemos vivir en santidad, agradando a Dios. A pesar de ser santo, los pecados de toda la humanidad fueron puestos sobre él (Isaías 53:4-5), y sabe muy bien lo que es ser humillado, abandonado, condenado injustamente.

Debemos desarrollar amistad con Jesús, y disfrutar de Su compañía y ayuda permanentemente. Además de mantener una relación de amistad con el Señor Jesucristo, es necesario tener amigos alrededor, personas en quiénes confiar, al menos a uno. Esta relación es para ayuda mutua y es la forma en que las personas podemos ser moldeadas, reparadas, edificadas; a través del contacto con otros. Usted puede ver el impacto que tiene el contacto con otros en cada grupo, porque la figura predominante termina moldeando el carácter de los otros. Verá que si el líder miente, todos son mentirosos; si el líder es agresivo, todos son agresivos, si el líder ofende, todos ofenden. Lo mismo es cierto en positivo: si el líder ayuda, todos ayudan; si el líder respeta, todos respetan, si el líder es responsable, todos son responsables. Esta dinámica se ve en el hogar también.

En un grupo de amigos donde se rompe la confianza sólo queda agonía; tarde o temprano las personas estarán separadas sin interés de comunicarse unos con otros. Los cimientos de la amistad los establece entre otras cosas la confianza. Por eso, debes ser sincero y confiable con tus amigos, para que ellos lo sean contigo. Las personas esperamos tener amigos sin serlo primero. La amistad es como el amor, hay que darla para recibirla. No traiciones a tus amigos, es maravilloso cuando ellos comparten momentos buenos y malos, pero es doloroso buscarlos y no encontrarlos.

¿Tus amigos confían en ti? ¿Tienes amigos en quienes confías? !Felicidades! Tienes un tesoro muy valioso, cuídalo.