Lucas 2:10-11

Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.

Un día como hoy el mundo entero celebra la Navidad. Esta es una celebración transmitida de generación en generación, de muchas formas, aún en medio de muchos debates. Pero su importancia radica en lo que esta celebración representa, no porque deba celebrarse justo en esa fecha, sino porque al dedicar un tiempo para celebrar su significado, también meditamos en ello. De no ser así, seríamos simples borregos que imitamos lo que otros hacen sin entender de qué se trata.

La palabra navidad proviene del latín nativitas que significa nacimiento. La celebración de la navidad consiste en festejar el nacimiento del Señor Jesucristo, o al menos eso es lo que las comunidades cristianas aceptamos y pretendemos. Cada día en el mundo hay muchos nacimientos, pero la celebración de este nacimiento es por su importancia para el mundo entero, tanto así que la historia del mundo se cuenta hoy en base a este acontecimiento. Los historiadores desde hace mucho tiempo atrás cuentan la historia antes y después de Cristo, no por su muerte, sino por su nacimiento. Sin embargo, en la actualidad, con la intención de minimizar este echo, supuestamente para no ofender a otras comunidades con otras creencias, sugieren una explicación más amplia que antes y después de Cristo, le denominan, antes y después de la era cristiana.

Lo cierto es que en verdad este hombre nació, y aunque nadie puede precisar con exactitud el día de su nacimiento, no pueden negar que vivió y que murió; pero pretenden negar que resucitó al tercer día, y por tanto, no pueden aceptar que hoy por hoy viva, con una naturaleza gloriosa en el reino celestial y que habite junto a Dios el Padre. Ahora bien, si nadie sabe cuándo nació el Señor Jesucristo, perfectamente podríamos celebrar su nacimiento en otra fecha, eso es verdad, y otros grupos religiosos lo hacen así. Pero no perdamos de vista que lo que se celebra no es la fecha, sino el hecho, el acontecimiento.

De ahí que surge una gran interrogante. ¿Cuál es la forma correcta de celebrar este hecho histórico? Bueno, en todo caso, esta pregunta es sólo relevante para quien lo celebra. Aunque me parece que muchas personas celebran navidad como una oportunidad de disfrutar en fiestas y pasar un rato divertido con la familia y los amigos, ignorando o menospreciando por completo la principal razón del festejo.

Si la razón de la celebración es el nacimiento del Señor Jesucristo, así como en todo cumpleaños, imagino que lo más natural sería hacer sentir feliz al festejado, como solemos hacer entre nosotros, con regalos, lindas palabras, fiestas y alegría. Pero cuánto me lamento que mucho de eso no se pone en practica en un día como hoy. Noto que la gente suele pasar despierta la noche anterior ocupada en preparar comidas, hacer tertulia entre ellos, los niños pasan distraídos con sus juguetes nuevos y aquel que no tiene para celebrar, o busca como desconectarse de todo, o bien, acepta alguna invitación donde presenta sus excusas por las que no tiene nada qué aportar. Todos esperan con ansias y hacen la cuenta regresiva hasta la media noche para decirse unos a otros: «Feliz Navidad». Pero ¿qué significa eso para las personas? ¿En verdad logras disfrutar la felicidad que causa que el Señor Jesús nació?

De niños solíamos hacer todo lo que veíamos hacer a otros, repetimos el ejemplo de otros, resultando algunas veces graciosos, y mucho de lo que hacíamos y decíamos ni siquiera lo entendíamos, pero de grandes esto ya no nos luce. Cada cosa que hacemos, para que en verdad la disfrutemos, debemos saber con qué objetivo lo hacemos. En mi caso, aunque muchos cuestionan que esta celebración sea completamente pagana, decido celebrar en mi corazón que el Señor Jesús nació, que las promesas de su nacimiento se cumplieron y son la confirmación de que las promesas pendientes se cumplirán también. Celebro que Dios haya tenido tal cuidado de nosotros, mostrándonos su amor de una forma muy tierna, Aquel que era desde el principio abandonó su condición de Dios para hacerse hombre, empezando desde la condición más pequeña: un ser fecundado en el vientre de su madre. Celebro que nos fue dado un ser santo, que nos mostró el camino hacia Dios. Celebro que aquella criatura tierna, débil y delicada creció y se hizo hombre, y nos dejó sus enseñanzas las cuales podemos conocer por medio de las Sagradas Escrituras.

¿Pero qué celebras tú? Lo que yo celebro lo celebro todo el tiempo, pero en esta temporada, en la comunidad cristiana a la que pertenezco, festejamos con recordatorios de todo lo que dice la Biblia que pasó acerca del nacimiento del Señor Jesucristo. Además de ello, y por las enseñanzas en la Biblia, aprovechamos el tiempo libre y los recursos que podamos tener para hacer buenas obras. Celebrarlo ahora no significa que el resto del año lo olvidamos, pero enfatiza lo básico de nuestra fe, creemos en Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, quien pudo vivir en este mundo semejante a nosotros, pero sin pecar.

El verso de hoy es el anuncio de un ángel a un grupo de pastores cerca de Belén donde el Señor Jesús nació. Este ángel les habló diciendo: «No teman, porque he aquí les doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor». Este ángel comprende que el sentimiento de los pastores al verlo es de temor, como si se tratara de una aparición, ya que no es muy común que aparezcan ángeles por todos lados y a cada rato. Además el ángel tenía una misión, darles un mensaje, una buena noticia, decirles algo nuevo que causaría un gozo muy grande. Es tan grande ese gozo que aún hasta el día de hoy se siente, el nacimiento del Señor Jesucristo sigue siendo una noticia que causa gozo.

Jesús no nació solamente para su familia, para sí mismo, o para los judíos. Jesús nació para todo el pueblo, para toda la humanidad. El ángel dice: «les ha nacido hoy». Fue un regalo de Dios para el mundo. El Señor Jesús nos nació, es decir, nació para nosotros, para nuestro bien, para nuestro beneficio. Nació para nosotros un Salvador. Desde ese momento el ángel anuncia que ese niño que acababa de nacer sería el salvador profetizado tiempo atrás, que salvaría al mundo de sus pecados. Incluso al llamarlo Cristo está recordándoles que conforme a las escrituras este salvador padecería por nuestros pecados a fin de darnos redención. En otras palabras, Aquel bebé que nació un día en Belén, fue el enviado de Dios para mostrarnos su amor.

La historia de la humanidad cuenta con una considerable lista de personas que dejaron un legado invaluable de enseñanzas, inventos, descubrimientos, hazañas, etc., pero ninguno de ellos causó una huella tan profunda a la humanidad a lo largo de toda la historia conocida, como el Señor Jesucristo, el festejado de hoy.

Es a partir de estas consideraciones que vale la pena meditar qué es lo que celebramos y cómo lo hacemos. Pienso que no se trata de aprovechar un feriado o una temporada del año para gastar de más, sino para convertir en buenas acciones nuestro agradecimiento a Dios por su regalo al mundo. De ahí que consideramos esta temporada idónea para la reconciliación, pero no como un acto hipócrita temporal, sino como la disposición a vivir en paz con todos, en la medida en que nos sea posible.

Si hubo estreno, bien, si hubo comida deliciosa, grandioso, pero si no, aún hay una razón más importante para celebrar con buenas obras; que nos fue dado un Salvador, cuya historia cambia al mundo aún en nuestros días.

El anuncio fue dado a los pastores, personas de condición muy sencilla, gente muy trabajadora que pasaba el tiempo cuidando de sus rebaños. Luego estos pastores fueron hasta Belén y vieron al niño acostado en un pesebre. También contaron a todos lo que habían visto y oído. Lo que estos pastores hicieron permanece hasta hoy. Seguimos dando al mundo las buenas nuevas que aquel ángel les dio a ellos. Los ojos de ellos vieron lo que nosotros apenas alcanzamos a imaginar, pero lo más importante es seguir transmitiendo el mensaje de salvación. No nos nació un dictador, un hombre malo y perverso, nos nació un Salvador, el hombre más santo de la raza humana, el Hijo de Dios.

Te invito a meditar en cómo has celebrado la navidad en estos últimos años, reflexiona si has tomado en cuenta la principal razón de esta celebración. Has memoria si con buenas obras has procurado agradecer lo mucho que Dios ha bendecido tu vida, y sobre todo, toma la decisión y la determinación de vivir una eterna navidad, celebrando y agradeciendo, festejando que Dios te ama y te lo demostró de forma muy contundente al darnos a Su amado Hijo.

¡Feliz Navidad!